Era oscuro,todo permanecían intacto desolado incluso hasta el aire parecía inerte.No sabia nada,donde estaba y como habría llegado yo a ese lugar. comienzo a andar y noto que mis piernas no responden a mis pasos no puedo pensar nada…me quedo perplejo mirando a mi alrededor intentando descubrir una mirada un alguien que diga que te pasa muchacho o yo que se….intento gesticular palabra y de nuevo me invade ese impacto de bloqueo mental una mezcla explosiva de angustia ,susto,y desesperaccion. … .Diez minutos, veinte, media hora, cuarenta y cinco minutos… esto se me está haciendo interminable. Y pensar que aún me quedan horas de inmovilidad aquí… inmovilidad mientras el mundo sigue moviéndose, mientras se siguen haciendo miles de cosas. Pero yo sigo aquí quieto… La gente pasa por delante, y parece que todos se han puesto de acuerdo en leer la misma etiqueta: invisibilidad. Nadie se para, ni siquiera para mirar. Nadie se pregunta qué hago ahí subido… ¡no le importo a nadie! Ahora sí que pienso que habría sido mejor no salir de casa. Al menos allí yo soy el único que tiene el mando y el que toma las decisiones… pero bueno, ya no puedo hacer nada.Continuo inmóvil viendo a la gente pasar nadie se percata de que estoy hay subido si por mi fuera agarraría la lanza y se la tiraba a alguno haber si así se percatan de mi.Sigo inmóvil. A la hora y media de estar esperando, pasa por delante de mí un grupo de adolescentes, unos cinco o seis. El grupo consta de chicas y chicos, todos de la misma edad. Se paran justo en frente de mí, y comienzan a hablar:
- ¡Mira tío! ¡Un ángel! Como mola si parece de verdad dice uno de ellos…
si es hasta guapo dice la chica, di le que baje y se venga con nosotros a tomarla… Si ya dice la otra y que mas…,Que mueva las alas y baje aquí con nosotros.¡No me lo puedo creer! ¡No me han visto ! Tras reírse un rato de mi;Se marchan sin colaborar con migo.-Que os den porculo me digo ami mismo…
Pocos minutos después de los adolescentes, pasa una mujer con dos niños pequeños, un niño y una niña. Los pequeños se paran delante de mí (¡benditos niños!), y le piden a su madre que me aga una foto. Ella rebusca en su bolso, al parecer lleno de cosas, y saca una pequeña cámara convencional. -Creo que con esa mierda de cámara sin zoom no va a lograr ver las ganas que tengo de que todo esto acabe y escaparme de este lugar.Primero se acerca la niña, una pequeña preciosa de rizos dorados (¡nada que ver con mi pelo oscuro liso y con un prominente remolino!)
Acto seguido,continuo en mi posición inicial. Entonces se acerca el niño, que también me regala su sonrisa Al ver esa bella estampa de los dos niños mirándome entusiasmados y al oír un débil tintineo de sus sonrisas sin maldad, vuelvo a ponerme en movimiento. Esta vez hago alarde de mis escasos conocimientos de magia, y con un lento movimiento de manos, hago aparecer de detrás de mis orejas dos caramelos, uno para cada hermano. Alargo las manos en señal de ofrecimiento, y los niños, se acercan corriendo a por su regalo. Cuando vuelvo de nuevo a mi postura, la madre vuelve a entonar la cantinela de la desconfianza, y les pide a los niños sus caramelos. Alegando que sólo se los dará después de comer, los guarda en su mano, y al alejarse, veo cómo los tira en una papelera cercana. Como si no lo viera…Sera perra la tía…
Mi cabeza se vuelve a llenar de ráfagas de pensamientos, de emociones. No entiendo por qué la gente se comporta así,si yo no soy una persona mala,que va envenenando a niños;ni nada por el estilo
Tras otro largo periodo de tiempo en el que la gente no pasa por delante de mí, otras dos personas se paran delante de mí: esta vez es un hombre joven con su pequeña hija.-que pasa que hoy le toca salir de paseo a las familias...¿Dónde estarán mis padres y mis hermanos? Hace tanto que no los veo… ¿estarán bien? ¿Querrán verme? Me invade una sensación de angustia, un nudo se me pone en la garganta. Un nudo enorme…
Mientras la niña me mira, como esperando una sonrisa,el padre que está aunos pasos por delante de ella,va y le dice:
- ¡Vamos Ya iza! No tengo tiempo para tonterías ahora, llegamos tarde.
Oh no… ahora es la etiqueta del “no merece la pena”. Hay mucha gente que no quiere perder su valioso tiempo en gente como yo. Cuando ya estoy casi convencido de que la niña se iba a marchar corriendo tras los pasos de su padre, ésta le pregunta:
- Papá, ¿por qué el angelito está llorando?
- ¿Qué ángel? Vamos hija, no te inventes cosas. Ya está bien, vámonos.
Acto seguido el hombre vuelve sobre sus pasos, agarra a su hija de la mano y se la lleva. Un momento… ¿llorando? ¿Quién está llorando? ¡Eh! ¡No puede ser! ¡Estoy llorando!
Sí, no me había dado cuenta. Mientras estaba pensando en todas esas cosas que añoro, una lágrima se había escapado furtiva, y ahora estaba bajando a lo largo de mi mejilla, destrozándome todo el rostro. Mi mundo se está cayendo a pedazos, y yo intentando entender a la gente que pasa por mi lado… qué cosas. Pero no pienso en bajarme de lo alto ahora. Tengo que seguir en pie, trabajando, no puedo hacer otra cosa. A todo esto, se me olvida que el padre que acaba de estar a mi lado ha leído otra etiqueta, perteneciente a la invisibilidad también. ¿Cómo no vio que yo era un ángel, y en cambio su hija sí lo vio? ¿Cómo no se percató de que lloraba, y sin embargo la pequeña fue tan observadora? Una vez más, la gente sólo ve lo que quiere ver. Quienes no somos importantes somos invisibles a sus ojos y a los ojos del mundo.
Tras muchas horas mas, mucha gente pasa por delante, y muchas etiquetas puestas en evidencia, es hora de volver a casa.
Despacio me bajo de lo alto,y me siento,tras un suspiro.Meto mi mano en el bolsillo de la desesperación y saco los pañuelos de la verdad, que son los que me devuelven a mi estado natural tras deshacerme del barro desecho que cubre mi rostro.Lo tiro a la basura, y luego saco mi teléfono móvil, al que nunca llama nadie. Efectivamente, tanto el menú de mensajes como el de llamadas están vacíos. No sé porqué, pero siempre le echo un vistazo después,al salir de trabajar, aunque sepa que nadie me requiere. Quizá espero que sea mi princesa de cuentos de hadas la que me llame,y venga a rescatarme.A limpiar el ambiente ha podredumbre que me rodea;
Después de limpiarme y de volver a guardarlo todo en el bolsillo de la desesperación,, me levanto en dirección a mi casa, pero como esta mañana, un impulso me dice que debo hacer otra cosa. Una sensación acompañada de una suave brisa primaveral me transmite que, antes de volver, debo darme una vuelta por el parque.
Aún sin saber por qué me están pasando estas cosas, hago caso de esa sensación, y comienzo a andar pero
Cuando quiero darme cuenta, no es una lágrima la que afea mi cara, sino millones de ellas las que cubren mi rostro.
- No te preocupes. Ahora es tiempo de inventar, no de recordar. Por cierto, me llamo Iván
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